Rebeca Alejandra Gavrila Laic
08-12-2021 12:00Traumatismos craneoencefálicos en personas mayores de 65 años
Se ha estimado que 1 de cada 3 adultos mayores de 65 años sufre una caída accidental cada año (1). Una cifra muy preocupante, ¿verdad?
El creciente envejecimiento de la población a nivel mundial y los cambios en los patrones de actividad física que experimentamos con la edad han convertido las caídas accidentales en un problema de salud pública.
Con la edad, nuestro organismo experimenta numerosos cambios fisiológicos y morfológicos, que acaban afectando al funcionamiento de nuestro cuerpo e incrementan nuestra fragilidad. Factores como alteraciones en la visión o el oído, pérdida de fuerza muscular, alteraciones en el equilibrio o el uso de algunos medicamentos, entre otros, han demostrado una fuerte relación con el riesgo de caídas en esta población.
Desafortunadamente, estas caídas accidentales a menudo causan Traumatismos Craneoencefálicos.
¿Qué es un Traumatismo Craneoencefálico?
Un Traumatismo Craneoencefálico (TCE) es una lesión en el cerebro causada por una fuerza externa que actúa sobre la cabeza de una persona.
Golpes, explosiones o elementos penetrantes con capacidad de atravesar el cráneo son algunos de los agentes que pueden causarlos. Además, dependiendo de las características del agente causante y de las propiedades biomecánicas de las fuerzas que actúan (velocidad, aceleración, dirección, etc), pueden dar lugar a TCEs con diferentes características y consecuencias.
En la población adulta, los accidentes de tráfico son la primera causa de TCE. Sin embargo, a partir de los 65 años, el 80% de los TCEs son causados por una caída accidental (2).
En el caso de una caída en la que hay un impacto sobre la cabeza del paciente, como podemos ver en la imagen, son múltiples las fuerzas físicas que pueden actuar, ocasionando lo que se denomina ‘’lesión primaria’’: (a) fuerzas lineales, que hacen que la cabeza se mueva hacia adelante y hacia atrás, golpeando la parte posterior o frontal; (b) fuerzas de rotación, que hacen que la cabeza gire hacia un lado; (c) o fuerzas de desaceleración, que ocurren cuando la cabeza golpea el suelo o un objeto.
Fuente: Blennow et al. 2016 (3)
Esto ocasiona lo que se denomina ‘’lesión primaria’’ (fracturas del cráneo, contusiones, lesiones de los axones etc).
A raíz de esta lesión primaria, en las horas/días posteriores al accidente, pueden desarrollarse determinadas lesiones secundarias (hemorragias intracraneales, edema, aumento de la presión intracraneal, etc).
Los TCEs suelen clasificarse clínicamente en leves, moderados o graves, siguiendo la Escala de Coma de Glasgow (4), que se basa en los siguientes elementos:
Respuesta ocular |
4 puntos espontánea 3 puntos a sonidos 2 puntos a presión 1 punto sin respuesta |
Respuesta verbal |
5 puntos orientado 4 puntos desorientado 3 puntos palabras inapropiadas 2 puntos sonidos incomprensibles 1 punto sin respuesta |
Respuesta motora
|
6 puntos obedece a órdenes verbales 5 puntos localiza el dolor 4 puntos flexiona para retirar ante estímulos dolorosos 3 puntos flexión espástica 2 puntos extensión 1 punto sin respuesta |
Una puntuación entre 13 y 15 se considera como TCE leve, entre 9 y 12 como TCE moderado y ≤8 como TCE grave.
En la población mayor de 65 años la mayor parte de los TCEs son clasificados como leves (5). Sin embargo, se ha observado que una edad avanzada puede ser un factor de riesgo para el deterioro del estado clínico en las horas o días posteriores al accidente.
¿Cuáles son las consecuencias de un TCE en la población mayor de 65 años?
Un TCE puede dar lugar a resultados muy heterogéneos, dependiendo de múltiples factores, como la edad del paciente, la historia clínica previa y la posible coexistencia de otras enfermedadesposibles comorbilidades , la gravedad y localización de la lesión, o el tratamiento recibido.
Las consecuencias más frecuentes son alteraciones sensoriales, cognitivas, motoras y/o del lenguaje. Por tanto, muchos de estos pacientes son dependientes para realizar sus actividades de la vida diaria y sufren una importante disminución de la calidad de vida. Además, en algunas ocasiones, los TCEs pueden incluso ocasionar la muerte. Numerosos estudios han demostrado que los pacientes de edad avanzada sufren consecuencias más adversas tras un TCE que pacientes más jóvenes (6).
¿Cómo puede ayudar la investigación a reducir el impacto de los TCEs sobre la calidad de vida de estos pacientes?
Hasta la fecha, la población mayor de 65 años ha sido la menos estudiada en el campo de investigación en neurotraumatología. Sin embargo, la creciente incidencia y prevalencia de estas lesiones ha aumentado recientemente el interés por el estudio de estos pacientes entre la comunidad científica, lo cual puede dar lugar a muchos beneficios para los pacientes y la sociedad.
Por el momento, la mayor parte de las guías de práctica clínica y herramientas de predicción de resultados pronósticas que se utilizan con estos pacientes están basadas en datos obtenidos de estudios realizados con pacientes más jóvenes y han demostrado perder eficacia en edades más avanzadas. Por tanto, nuevos estudios, específicos para la población mayor de 65 años, son necesarios para crear nuevas herramientas de predicción que demuestren mayor eficacia. De esta manera podremos elegir la mejor estrategia para tratar a cada uno de estos pacientes y mejorar su calidad de vida.
Referencias
- Tinetti ME, Speechley M, Ginter SF. Risk factors for falls among elderly persons living in the community. N Engl J Med. 1988 Dec;319(26):1701–7.
- Depreitere B, Meyfroidt G, Roosen G, Ceuppens J, Grandas FG. Traumatic brain injury in the elderly: a significant phenomenon. Acta Neurochir Suppl. 2012;114:289–94.
- Blennow K, Brody DL, Kochanek PM, Levin H, McKee A, Ribbers GM, et al. Traumatic brain injuries. Nat Rev Dis Prim. 2016 Nov;2:16084.
- Teasdale G, Jennett B. Assessment of coma and impaired consciousness. A practical scale. Lancet (London, England). 1974 Jul;2(7872):81–4.
- Styrke J, Stålnacke B-M, Sojka P, Björnstig U. Traumatic brain injuries in a well-defined population: epidemiological aspects and severity. J Neurotrauma. 2007 Sep;24(9):1425–36.
- Mak CHK, Wong SKH, Wong GK, Ng S, Wang KKW, Lam PK, et al. Traumatic Brain Injury in the Elderly: Is it as Bad as we Think? Vol. 1, Current translational geriatrics and experimental gerontology reports. United States; 2012. p. 171–8.
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Este artículo nos lo manda Rebeca Alejandra Gavrila Laic. Rebeca se graduó en Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza y estudió el Máster en Neurociencia en la Universidad Autónoma de Madrid. En 2018 se mudó a Lovaina (Bélgica) para comenzar su doctorado en KU Leuven, donde investiga los efectos de los Traumatismos Craneoencefálicos en la población mayor de 65 años.
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